Cuando hablamos de áreas críticas, se trate de salas limpias, salas de contención biológica, o salas de aislamiento, el primer pensamiento que nos viene a la mente es que es indispensable generar en estas salas un nivel diferencial de presión, ya sea positivo o negativo, para asegurar una condición de máxima seguridad.
La pregunta es: ¿tan indispensable?
Conceptos conocidos:
Cuando analizamos el diseño de una sala crítica, lo primero que debemos establecer son las fronteras o barreas de contención física, como ser el caso de las puertas y esclusas de acceso a la sala.
El segundo paso y suponiendo que consideramos generar una segunda barrera de contención, ya sea mediante la presurización o depresión de la sala, deberíamos establecer que esa condición se cumpla y se mantenga indefectiblemente en el tiempo.
Esclusas físicas y dinámicas:
Para lograr esta condición debemos contar en primer lugar con un sistema de ventilación debidamente filtrado para la inyección y/o extracción del aire. En segundo lugar, con un sistema de esclusa o ante sala con doble puerta, asegurando que de ninguna manera ambas puertas puedan abrirse simultáneamente, ya que en ese caso la sobre presión o depresión de la sala se interrumpiría.
Vamos a detenernos en este punto y reflexionar un instante… Si estamos considerando generar una sala con presión positiva o negativa, tenemos que entender que con solo una puerta no podríamos lograrlo ya que cómo vimos en el párrafo anterior, independientemente del nivel de diferencial de presión que establezcamos en la sala, en el momento de la apertura de la puerta la presión de la sala indefectiblemente equivaldría a cero, y en ese momento no estaríamos cumpliendo con el objetivo de seguridad.
¿Qué decir de la presión diferencial?
El nivel de presión o depresión de una sala “supuestamente estanca”, se genera al forzar pasar un determinado volumen de aire por debajo de la rendija de una puerta.
El valor o nivel de presión diferencial está dado por dos factores: 1) por el caudal de aire que se fuga por debajo de la puerta, y 2) por la ranura o altura entre el espacio de la puerta y el piso.
Podemos decir que para mantener un determinado nivel de presión o depresión de la sala tenemos dos posibilidades: 1) Aumentar el volumen de aire de fuga, 2) achicar el espacio de fuga por debajo de la puerta.
Nuevos paradigmas:
Aquí es donde comenzamos a introducir otros conceptos que no son nuevos, pero que raras veces se toman en consideración, y están relacionados con el volumen y el sentido de desplazamiento del aire filtrado dentro de una sala.
Si logramos mantener un volumen de aire debidamente filtrado, a una velocidad constante y en un sentido de desplazamiento del aire uniforme, la concentración de partículas dentro de la sala será mínima. Este principio lo podemos observar en el funcionamiento de un equipo de flujo laminar, donde se logra el mayor grado de esterilidad del aire (Grado A), sin que exista una presión diferencial positiva en el área de trabajo.
Del mismo modo, y para una sala de contención o aislamiento podemos utilizar los mismos principios de desplazamiento direccional de aire ya que, si observamos el funcionamiento de una Cabina de Seguridad Biológica CSB, se produce un desplazamiento del aire hacia el interior del área de trabajo logrando un área de trabajo completamente segura, sin presión negativa en el área de trabajo.
Conclusión
Muchas veces solemos emplear prácticas conocidas para resolver un problema, ya que esto nos ofrece cierto margen de seguridad y aprobación. Pero entendemos que una buena práctica es no focalizarse únicamente en los niveles de diferenciales de presión de una sala como única medida de seguridad, ya que como pudimos comprobar, el desplazamiento de cierto volumen de aire en sentido correcto en muchos casos podría ser más efectivo y/o complementario.
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